Ni uno mismo es dueño de sus sentimientos, un buen día todo cambia sin saber por qué...
-¿Te
acuerdas de esta canción?-Víctor está frente a
Aroa y le mira, con expresión abrumada.
Aroa
agacha la cabeza , se siente incómoda y se dedica a asentir
brevemente. ¿Cómo podría olvidarla?
-Te
ha hecho daño, ¿verdad?-Víctor suelta de pronto un bramido y su mirada castaña se torna violenta. Aroa no entiende nada y le escucha con curiosidad.-Álvaro, ¿no? Os vi el ayer por
la tarde en un banco. Parece que discutíais. ¿Aún
no lo ha superado y ahora que has vuelto pretende hacerte daño?
-No,
Álvaro no me ha hecho daño.-Miente Aroa.-Además,
¿tú qué hacías? ¿Me espiabas?
-Sé
que me mientes, Aroa.-Víctor cierra los ojos y suspira profundamente. Al
abrir los ojos, su expresión parece que se ha serenado.-Yo
solo pasaba por ahí. No tengo ningún interés en
espiarte, tan solo me preocupo por ti.
Se hace un
intenso silencio que duele. La distancia entre ellos se ha hecho palpable. ¿Qué les ha sucedido? Aroa traga saliva y baja la
mirada, avergonzada.
-Dime
una cosa, ¿realmente le querías? Cuando empezaste con
él, me refiero.-Víctor aparta la mirada. No sabe si
está preparado para escuchar su respuesta. Aroa titubea.
-Sí,
claro que le quería. Estaba enamorada de él.-Cada
palabra hiere más a Víctor y siente que la decepción
le oprime el pecho.
-JODER,
JODER, sabía que no tenía que decir nada.-En un
arrebato, Víctor alza la voz y se pasea nervioso de un lado al
otro de la habitación mientras se maldice entre susurros.-No
desde aquel mensaje...
-Espera,
espera...¿Qué mensaje?-Aroa le mira ceñuda.
-El
mensaje, Aroa.
-No
sé de qué me hablas.
-No
te hagas la tonta.-Víctor la mira con expresión
burlona.
-De
verdad, Víctor, no sé de qué mensaje me
hablas.-El muchacho suspira profundamente y se da por vencido.
-Aquel
día, aquí. Estábamos solos y sonaba esta
canción, ¿lo recuerdas?-Aroa aprieta los ojos con
fuerza y asiente.-Bien, pues aquella misma noche, te escribí
un mensaje al móvil.
-¿Al
móvil?.-Aroa no se lo puede creer.-Aquella noche, me dejé
el móvil en casa de Álvaro.
Víctor
entra en cólera y la adrenalina se apodera de él. Y más
al escuchar su nombre. Seguro que aquel cabronazo borró el
mensaje. Víctor le dedica a Aroa una mirada llena de furia.
-Víctor,
¿qué decía el mensaje?
-Eso
ya no importa.-Susurra con una nota de tristeza mientras se aleja con
rabia de la habitación dejándola a ella sola.
Aroa
está atónita. ¿Qué diría aquel
mensaje? Trata de recomponerse y se pone en pie. Está demasiado confundida. Está a punto
de abandonar la habitación cuando no puede evitar fijarse en
un pequeño paquete de brillantes envoltorios que descansa
sobre una mesilla. Entre los colores puede leerse perfectamente un
nombre. Su nombre. Aroa. Sin pensarlo mucho, lo coge. Está
frío. ¿Qué será? Le da la vuelta. Hay una
nota.
''Esto
es para mi eterna enana. Espero que tengas presente que
siempre te llevo conmigo y que me alegro de que estés de
vuelta.
Víctor.
PD: Para
que sepas que nunca se me olvidó que matas por el chocolate
con almendras.''
♥♥♥
-Corre,
Vero...-Escucha una voz fantasmagórica que la llama.
''¿Dónde
estoy?'' Vero mira hacia abajo. Está flotando en el aire. Gira
constantemente y le resulta imposible echar a correr. De repente, se
desploma. El choque contra el suelo hace que se avive su dolor de
cabeza. Se masajea las sienes, se encuentra realmente aturdida.
El
suelo está frío y se intenta poner de pie, pero está
inmovilizada. A su espalda, Vero escucha un rugido. Gira la cabeza y
lo ve. ''¡Dios mío! Un león. Debería salir de aquí.'' Vero intenta correr pero,
nuevamente, el esfuerzo es inútil. El león parece estar
cada vez más cerca y ella no puede escapar.
Ahora,
un destello. ''Y ahora, ¿qué?'' Es Marcos. Se acerca
confiado al león. ''Cuidado, Marcos.'' El joven gira la cabeza
y le dedica una lenta sonrisa, tranquilo. Vero está impactada.
Marcos continúa acercándose al león y comienza a
susurrarle algo que ella es incapaz de escuchar. El león se
agacha, obediente y Marcos comienza a acariciarle la cabeza. Vero
mira la escena sorprendida, mientras se siente cada vez más
aturdida por culpa de su oscura y ardiente mirada. Todo es negro.
Todo es su mirada. Solo se escucha una voz que pronuncia su nombre.
Verónica. Verónica...
Vero
abre los ojos lentamente y parpadea, aturdida. ¿Dónde
está? Se encuentra en una cama desconocida. Se recompone como
puede y mira a su alrededor, embobada. Su mirada se detiene en él.
Marcos está sentado observándola con preocupación
y esbozando una débil sonrisa torcida.
-¿De
qué te ríes?-Suelta Vero orgullosa.
-Me
alegro de que hayas despertado, ya me estaba empezando a preocupar,
sólo sabías repetir mi nombre una y otra vez.-Cierra
los ojos y suelta una pequeña carcajada, divertido.-¿Cómo
te encuentras?
Vero
siente que el corazón le bombea con violencia y le arden las
mejillas, avergonzada. ¿Decía su nombre en sueños?
Joder, que vergüenza.
-¿Qué
me has hecho, imbécil?-Vero se levanta de la cama en un
arrebato y casi vuelve a desplomarse de no ser por Marcos, que ya ha
acudido a agarrarla.
-Estabas
hablando conmigo y te desmayaste. No tengo interés en hacerte
nada, simplemente espero que no hagas esfuerzos. Aún no te
encuentras bien.-Vero se analiza. No le duele nada, tan solo se
siente agotada y la cabeza le da vueltas. Ahora se fija en Marcos, que
lleva una camiseta ajustada que le sienta demasiado bien. Demasiado sexy. Además,
aprovechando la proximidad de sus cabezas, podría besarle. No,
idiota, no, ahora no pienses en eso, se reprime Vero. De pronto, le
lanza un puñetazo en el hombro.
-Eh,
¿por qué lo has hecho?
-No
me fío de ti.-Aroa intenta hacerse la difícil y no
mirarle a los ojos.
-Ya
te he dicho que no tengo interés en hacerte nada.-Vero le mira
con rabia. No entiende nada. Este chico puede con ella. En la parada
del autobús parecía estar encantado de conocerla y
ahora, no tiene ningún interés en ella. No le gusta
sentirse rechazada y menos por él.
-Seguro...-Vero
suelta mordaz, fijándose en que todavía se encuentra
entre sus brazos. Marcos la suelta en seguida.
-Segurísimo.
Ahora vengo. Será mejor que te quedes en la cama, aún
estás algo mareada.-El joven la obliga a sentarse mientras se
dirige hacia la puerta.
-Espera,
Marcos. ¿Dónde estoy?
-En
mi casa.-Contesta mientras le dedica una rápida sonrisa y sale
por la puerta.
Vero
se tumba en la cama. No sabe exactamente dónde se encuentra,
pero ella está bien y, al fin y al cabo, Marcos no le ha hecho
nada malo. Simplemente, atraerla demasiado.
♥♥♥
-Aroa.-Lucía
la abraza cariñosamente y la escruta.-¿Estás
bien? Tienes cara de haber llorado.
-No,
estoy bien. Solo algo...sorprendida. Me han pasado demasiadas cosas
últimamente. Por cierto, ¿sabes dónde ha ido tu
hermano?
-¿Víctor?
Le acabo de ver marchándose a todo prisa y no me ha dicho
nada. Bueno, parecía enfadado y no tenía pinta de
querer hablar con nadie. ¿Ha pasado algo?
-Ven, y te cuento.-Aroa trata de quitar hierro al asunto.-Y tú,
¿qué? Pareces muy feliz. ¿Qué tal anoche?
La
mirada de Lucía brilla de felicidad y una sonrisa se dibuja en
su cara por si sola al recordarle.
-No
sé, será una locura pero...Es posible que esté
enamorándome.
♥♥♥
Álvaro
se coloca sus beats azules y los conecta a su móvil. No quiere
escuchar a nadie. Está cansado de sus padres, de sus hermanos
y, bueno...luego está ella. Natalia. ¿Qué siente
realmente por ella? La pequeña rubia parece que le ha devuelto
algo de felicidad tras su ruptura con Aroa. Es preciosa, fuerte y
valiente.
Su mente vuela y divaga. Y termina pensando en Aroa. Tal
vez ella está dolida por ver cómo besaba a Natalia.
Aunque no es posible que aún sienta algo por él. Pero
si le dolió, también debería saber lo que él
sintió cuando ella se marchó, porque, ¿acaso
dejarle sin más era lo mejor para ellos? Él hubiese
esperado por ella. Habría sido difícil estar un año
separados, pero él hubiese estado echándola de menos
todos y cada uno de los días. Por ella hubiese hecho de todo.
Porque él sabe que, aunque no debería, aún sigue
sintiendo algo por Aroa, que fue lo que le impulsó a besarla
de nuevo. Ese maldito beso. A Álvaro le duele pensar que, si
no hubiera sido por Natalia, lo hubiese vuelto a intentar con Aroa.
Pero sabe que hubiera pasado lo mismo. Ella se hubiera marchado otra
vez. Álvaro siente un nudo en la garganta que le impide
tragar. Malditas ganas de llorar. Sí, ellas también
sabían lo que hubiera sido capaz de hacer por Aroa.
Parece
que tiene un mensaje. Es de Natalia. Abre el sobrecito...
Te
echo de menos, cielo. Pásate por aquí si quieres.
Necesito besarte. Te quiero.
Álvaro
sonríe amargamente. No quiere hacerla daño porque no se
lo merece. Además, sabe que Natalia sí está
enamorada de él. Pero ojalá pudiera sentir por ella lo que siente por Aroa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cuéntame infinitos♥