Estoy
soñando contigo. Tu sonrisa se dibuja y se borra en mi mente y, suavemente, se traza tu delicada silueta que se desvanece entre mis
brazos. La pretendo acariciar y se aleja. Muy lejos de
todo, muy lejos de mí...
Yo
permanezco soñando y elijo volar. Imaginar que vienes y me
dices que ya está. Que se acabó. Que los kilómetros que
nos separan se van a convertir en milímetros para siempre.
Y,
¿sabes? Pienso en ti cada segundo. A veces, como todos los
días, me pregunto quién inventó la distancia
entre corazones enamorados. Y vuelvo a repetir en mi mente una y otra
vez la última conversación que tuvimos y el último
te quiero que intercambiamos. Y me imagino que me lo dices frente a
mí, no tras una pantalla de ordenador. Y que tu sonrisa está
tan cerca que la puedo sentir con mis labios.
A
veces, me gustaría decirte que te echo tanto de menos que la
realidad me supera. Que cada noche tengo pesadillas porque el sueño
de tenerte tarda demasiado en llegar. Que imaginar que estás cerca de mí lo hace un poco más llevadero y que de sólo imaginarme
el roce de tu piel y tu respiración en mi cuello, siento un
escalofrío.
A
veces, me gusta pensar en tu boca (sólo a cada instante). Y de
sólo recordar las caricias de tus labios y lo lejos que se
encuentran de mí, me echo a llorar. Ya ves, yo, que nunca
lloraba por nadie y ahora me paso las horas esperando con ansias a
que llegue el día en el que tu silueta baje de ese tren y por
fin pueda tenerte entre mis brazos para refugiarnos del universo.
Como siempre, odio el momento en el que nos despedimos y
prometemos volver a vernos la noche siguiente, como todos los días,
tras el mismo ordenador que impide sentirnos. En ese instante,
necesito echar a correr y que nada me detenga. Porque
solamente podría detenerme una mirada tuya, que tiene control
absoluto sobre mí, pero que nunca suelo encontrar. Y en mis
momentos más oscuros, mi mente me juega malas pasadas y me da
por preguntarme si tú también me recuerdas de esta
manera.Joder, ¿por qué todo es tan difícil si estás lejos de mí?
Me consuelo con pensar que la distancia entre tú y yo puede ser tan pequeña como nosotros queramos...Y que ya falta menos para volver a besarte.
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