Mensaje en una botella.

A ti, querido desconocido...

Supongo que tendrás cosas más importantes que hacer que leer esto y yo tengo cosas más interesantes que hacer que echarle de menos. Pero, sin poder evitarlo, él acude otra vez a mi mente.
El único problema es que estoy cansada. Más que de él, de su ausencia, que no deja de perseguirme nunca.
Qué difícil es todo, ¿eh? Y pensar que lo único que necesito es un alguien. Sí, un alguien. Uno especial, no como el anterior. Uno que sea el indicado y que me necesite tanto como yo a él. Un alguien para hacer locuras sin ver la hora de descansar, para reír a carcajadas y llorar sólo porque estamos separados. Uno con el que pasar la tarde haciendo de todo o, simplemente, haciendo nada.
Uno que, al mirar su sonrisa, algo me diga convincente "sí, es él".
Alguien que no pueda evitar tenerme siempre en su pupila, que necesite acariciarme la espalda a todas horas, que muera por secuestrarme un beso y pida brazos como rescate. Un alguien con el que me sienta protegida, con el que nunca pueda sentir frío ni oscuridad, como ahora. Una persona que me estuviera abrazando delante de todo el mundo porque no puede aguantar sus ganas de hacerlo y le hable a todos de lo orgulloso que está de mí.

Simplemente necesito a un alguien que, de ser nada, se convierta en mi todo...